domingo, 14 de junio de 2009
Las tres caras del miedo y sus Wurdulaks
En un acto cinéfago con precedentes resulta que me merendé el otro día el remake yanki de turno sobre peli de mierdo oriental, en este caso la retorcida "Dos hermanas", que pasaba a llamarse ahora "Presencias extrañas". Así que antes de ver "No-Do" (hice voto de casposidad cuando era pequeño y no puedo dejar pasar una de miedo sin verla) y un poco harto de ver la misma basura mil veces, quería rememorar una de las grandes del género, de cuando no aburrían con la misma mierda una y otra vez, saturando con efectos digitales clónicos y recurriendo al susto fácil por shock acústico.
Una puta obra maestra, señores. Para quien no la haya visto, Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, 1963) es algo que no debe perderse. Advirtiendo primero que hay que contextualizarla (Italia, cine giallo, los 60... aunque no tanto como en El Anticristo), la película es una gozada de buen terror convencional, gótico en ocasiones.
Antes de nada, aclarar que Mario Bava, su director, es uno de los grandes del género. Si bien en esto del terror y firmando con su auténtico nombre su legado no es muy extenso, lo poco que podemos encontrar es de lo mejorcito. La máscara del demonio, Shock (última incursión en cine de terror, si no me equivoco) y Terror en el espacio, ridícula en cuanto a efectos pero grande en cuanto a ideas, son buenos exponentes. No en vano esta última fue una de las principales inspiraciones de Riddley Scott para su famoso Alien, ahí es nada. Su hijo, Lamberto Bava, tampoco es moco de pavo, pues nos dejó perlas como Demons o Macabro.
La peli muestra ese molón formato de sketches que ya no vemos desde hace mucho y que tan bien funcionó con las estregas de Creepshow, por ejemplo, presentados por un gran Boris Karloff de un modo casposo y entrañable a partes iguales.
El primero de ellos, "El teléfono" es un ejercicio de atmósfera y suspense, una mujer sola en su casa que empieza a recibir llamadas amenazantes de un extraño, el cual poco a poco demuestra hallarse cada vez más cerca de su víctima. Bien rodada, casi huyendo del ridículo, logrando su objetivo de crear y alimentar tensión, pero no obstante la más floja de las tres.
El segundo, Los Wurdulaks, es la piedra angular y principal motivo para ver esta película. Con ustedes, una de las mejores apariciones cinematográficas del mito del vampiro. Ambientación gótica de alucine, con una colorida fotografía de auténtico lujo y unos decorados que harían babear al mismísimo Poe. Para rematar, un Boris Karloff soberbio e intrigante y una historia cojonuda del vampiro que no vemos nunca en el cine: el vampiro del folclore eslavo. Si no recuerdo mal, Wurdulak es el nombre con el que se conoce el mito en Hungría. Nada de vampiros guapetones, nada de colmillos, nada de lentillas. Sólo seres malditos que vuelven de la tumba para hacer visitas siniestras y debilitar a sus familiares hasta arrastrarlos a su misma condición. Basado en un relato de un tal Alekseï Konstantinovich Tolstoï (no confundir con el famoso León Tolstoi).
En un pueblo y época remotos de la geografía eslava, un viajero pide hospicio en una casa de campo o posada donde sus inquilinos, dos tías de toma pan y moja, un niño y un señor con barba, esperan al patriarca de la familia. Sin embargo, ésta no es una región muy segura, y el patriarca les ha dado instrucciones: si llega pasado el atardecer, no deben abrirle, pues lo más probable es que a esas horas haya sido atacado por los Wurdulak y vuelva convertido en uno de ellos. Finalmente, llega pasado el atardecer, pero por muy poco. ¿Lo van a dejar afuera, cuando les asegura que se encuentra bien, con el frío que hace?. Lo dicho, una gozada de ambientación, exteriores, iluminación, fotografía y escenarios. Si uno pudiera correrse por los ojos, este sería un buen motivo.
Por último, y en opinión popular la mejor historia (no para mí), "La gota", historia de venganza de ultratumba de una anciana a la que le roban un valioso anillo durante su amortajamiento. Si bien no me parece tan buena como la anterior, sí que da bastante canguelo el acoso progresivo que va sufriendo la ladrona y las apariciones espeluznantes de la abuela. Cuenta con escenas en las que se da ese raro fenómeno de efectos especiales anacrónicos que producen risa y mal rollo, todo junto. La atmósfera, como en todo el título, se puede cortar con un cuchillo. También muy recomendable.
Y hasta aquí la recomendación cinéfilo-terrorífica de hoy, que espero aproveche a alguien.
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4 comentarios:
pero... quién es? quién hay al otro lado del aparato?! xDDDD
Bien, me has recordado que la primera historia no "huye tanto del ridículo" como yo recordaba :(!
Algún día me atreveré con esas pelis, y con esta:
http://barfliesandwhores.blogspot.com/2009/05/critica-de-mutronics.html
Pues sí, la conocía, pero nunca me había planteado verla, la verdad XD. Aunque, eso sí, el guripa este la vende estupendamente! Interesante blog, dicho sea de paso.
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