sábado, 31 de enero de 2009

Muerte al simpático

El otro día me llamaron por teléfono, al del curro. Me dijeron, poco más o menos, que me había tocado la lotería. La mujer era lo más simpático del planeta, convencida ella de que el interlocutor no sería capaz de cortar tan buenas vibraciones por un "no me interesa". No había forma humana de enterarse de qué iba la movida hasta que dieras datos y dijeras que sí.
Como profesional de la banca que se ve forzado a tocar los cojones a la gente para venderles productos por teléfono, me picó la curiosidad para ver dónde estaba la venta, y di cuatro datos falsos y un número de tarjeta virtual (de las que, si no recargas, no te birlan nada), bajo la promesa de que me podía echar atrás si no me molaba el negocio.
Una cosa sabía con certeza: aquella mierda no me interesaba en absoluto. No hace falta ser comercial para saberlo, es de una lógica aplastante. Y aquí hago un inciso.

Cuando una empresa llama a nuestra casa, sabemos que nos va a ofrecer algo que no nos interesa un mierda. Por qué? sencillamente, porque se han molestado ellos. Si se tratase de algo que necesitamos o nos interesase, seríamos nosotros los que moveríamos primero.
Es lo que algún gilipollas integral (de esos que ponen nombres sofisticados a perogrulladas de toda la vida) ha resuelto en llamar "venta proactiva". Si el cliente no viene a nosotros (porque no necesita nuestra mierdas, no lo olvidemos), nosotros vamos al cliente. Ya no se trata de informar al cliente de lo que ofreces por los canales tradicionales para que sea él quien acuda a tu establecimiento si se siente tentado, no. Ahora hay que irrumpir en la vida del cliente y exigirle un no por respuesta para que se salga de rositas, machacando todo lo posible para que consienta por extenuación.

Total, que una vez me explica de qué va todo bien bien, y tras darme una página web del sitio y todos sus datos, resulta que es una mísera empresa de peña de apuestas de loterías, pagas un tanto a la semana y participas en tropecientas participaciones.
Eso, de por sí, no es demasiado interesante y, a no ser que estés familiarizado con ese tipo de trapicheos, no se te ocurre ir y apuntarte. Es mejor que te llamen por teléfono y te vendan la participación como una especie de premio exclusivo. O lo que es lo mismo, como el producto no es atractivo, recurren al engaño. Como es lógico, pedí baja inmediata (y no me preguntaron siquiera, los muy bastardos, cómo lo sabían).

Recuerdo que en la carrera de A.D.E., la mayor estafa de la historia de la docencia, nos hacían mucho hincapié en que, con el tiempo, las técnicas de marketing habían cambiado y, actualmente, la tendencia era la de investigar las necesidades del cliente y diseñar el producto en función de aquello, más que diseñar el producto primero y encasquetarlo después con publicidad. Grandísima patraña la que nos intentaban colar esos bastardos, pues me ha quedado muy clarito que lo que se hace hoy en día es todo lo contrario, y cada vez más. Por eso en este y otros países la simpatía y el grimosamente llamado don de gentes abren más puertas que el talento, el saber hacer y las ganas.

El problema, personas, es que esta mierda funciona.
Si todo el mundo tuviera los dos dedos de frente necesarios para entender lo expuesto más arriba, la figura del comercial estaría, en estos términos de venta, extinta. Por eso hago desde aquí un llamamiento a los cuatro gatos que me lean para que manden a comer mierda a cualquiera que llame a nuestra puerta o nuestro teléfono sin ser invitado, dando recuerdos a sus jefes (muy importante :P). La mayoría de las veces es necesario crear un mal rollo manifiesto en la conversación para decir que no. Están entrenados para ello, no dejan otra opción, a sabiendas de que algunos picarán para evitar un tono incómodo. Sin piedad. Estos simpaticosos tienen los oídos pelaos de recibir insultos. Convenzámosles de que esta mierda no funciona.

lunes, 19 de enero de 2009

La guerra F

En fin, la verdad es que no escribo nada últimamente porque no encuentro nada que me llame la atención especialmente. A lo mejor estoy madurando, y abrazo la decadencia de la resignación y el interés por las cosas anodinas y alienantes, y empiezo una nueva vida que consista en esperar la muerte, qué miedo. Y una mierda.

Pero me voy a poner aburrido. Y parte de culpa la tiene el monotema que acapara todas las conversaciones (y más en un banco), por mucho que en mi oficina pongan de hilo musical Los 40 principales, asco me da su puto tracklist de 5 temas a piñón diario.

Así que voy a comentar lo que veo desde mi silla. Las empresas, antes las gordas, ahora todas, pagan a días vista. Pagan sus facturas a 30, 60, 90 o los días que hagan falta. No pagan al momento, como todo hijo de vecino. Por qué? pues podéis informaros con cualquier libro de microeconomía o matemáticas financieras, que os contarán unas cuantas mandangas, algunas medio fumables, como hacer encajar el flujo de pagos con el flujo de ingresos, aprovechar para el pago los beneficios del empleo de la materia adquirida, etc. y otros una mierda como un autobús que te hacen pensar en que es un invento de los bancos, y punto.
El caso es que Ronny, que ha hecho la faena a la gran empresa Putricorp y tiene en la mano un pagaré a cobrar a 90 días, necesita su pasta hoy porque para algo trabaja, hostia. Y toodos sus pagarés son así. Así que le sale un colega interesado, el banco, que le adelanta la pasta por una módica comisión y un interés para convertir ese pagaré en dinero. El tío, que no es tonto, pide adelanto sólo de lo imprescindible, y va tirando.
Ahora bien, Ronny, a su vez, habiendo sido puteado con este método, intentará hacer lo mismo con sus proveedores, los ghoulies que le venden la materia prima con la que él hace sus mierdas. Más que nada porque, a no ser que pida el adelanto de todos sus pagarés al banco, no tiene en ese momento pasta para pagar a sus suministradores. Con lo cual, al final, vemos que nadie paga el contado, excepto los muy sobrados y en ocasiones.
En un momento dado, por falta de confianza (sorpresa!) debido a lo ocurrido en yanquilandia (los bancos sospechan de la solvencia de los demás porque no se sabe quién puede estar pringado de subprime y para enterarse bien-bien pincha aquí) los bancos se asustan, chillan como colegialas, dejan de prestarse dinero unos a otros y se ponen duros con los adelantos de estos pagarés o prestando dinero, con lo cual alguien deja de tener dinero para hacer frente a sus pagos cuando le toca hacerlos. Pongamos que cambia la política del banco de Putricorp, y ya no le permiten que deje su cuenta puntualmente en -5.000,00 € para que, llegado el plazo, pague lo que le debe a Ronny. Ronny se encuentra entonces con una devolución del pagaré que presentó a su banco. Es decir, el banco de Ronny le dice: "tío, nos diste este pagaré de 4.000,00 € y te dimos la pasta antes de tiempo porque se suponía que Putricorp lo iba a pagar hoy, pero no lo ha hecho. Nos debes 4.100,00 €." Con lo cual Ronny tiene un marrón encima. Además, tiene que pagar a los ghoulies, pero su banco ya no se fia una mierda de sus pagarés y no le adelanta el dinero de nada que no sea El Corte Inglés. Con lo cual, Ronny no paga a los ghoulies, y el banco de los ghoulies que, aunque feos, también controlan y tienen contratados chismes de estos, también los ajusticia.
Al final, os podéis imaginar que esto forma una gran cadena que engancha a todos, y los bancos acaban acojonados perdidos, cerrando todavía más el grifo. Este es uno de tantos círculos viciosos que tenemos ahora entre manos y que trato a diario.
El tema de las hipotecas, es otra cosa, pero tampoco sé demasiado cómo van (hace tiempo que no veo una nueva). Más bien podría hablar de cómo se (mal) pagan, puesto que las bajadas del euribor no las notará nadie hasta de aquí a unos meses, y eso si se tiene suerte y no se ha revisado ya la cuota anual. Pero lo veo menos preocupante a corto plazo, lo anterior tiene pinta de estallar antes si no se cambia nada.

La pregunta que me inquieta es: cómo lo han hecho los banqueros (que no bancarios) que se han metido en lo que se han metido ellos solitos con la responsabilidad que se ha demostrado que llevan a cuestas para que, tanto el pueblo como el gobierno, no hayan pedido sus cabezas todavía? Y los promotores, inmobiliarias, constructores...?

sábado, 3 de enero de 2009

Repo: The Genetic Opera

Está claro que los musicales no son lo mío. O, al menos, constato que, o te gusta la música, o te gustan los musicales. Porque hasta ahora, o adaptan canciones que ya existen, o la composición musical es una puta mierda. Y éste me jode especialmente, porque se supone que se atrevía con un estilo underground, dark/industrial, bastante en sintonía con algunas cosas que pueblan mi estantería, que prometía cambiarlo todo, pero no. Cambia la orquestina de siempre por guitarras, synhters y distorsión, y el resto es lo mismo. Voces chillonas de opereta cantando melodías caóticas, anodinas y poco inspiradas, al completo servicio de la letra, que apenas tiene una primera lectura. En éste, como en la gran mayoría de los musicales, me da la sensación de que no hay composición, que cantan en vez de hablar como podría hacerlo cualquiera, improvisando patosamente la melodía en el mismo instante.

No toodo es malo, desde luego, tiene sus momentos y sus fragmentos con algo (musicalmente, repito que la historia no tiene nada), pero me ha jodido, porque falla en lo mismo que todos. Es como si la fórmula secreta para hacer esto bien se hubiera perdido en el siglo XIX.
Partiendo de la base de que no me parece un modo válido de narrar una historia, si la música no es algo que puedas escuchar por sí misma como tal, el musical tiene muy poco valor.

La historia, por otro lado, se pringa hasta el codo de rollito petardo electro-clash en su variedad cirugía estética descontrolada, sin ahondar en nada, diversión pura y dura para quien le pueda resultar novedoso o sorprendente. Humor gore que se empapa de lo que hace tiempo han devenido clichés de género y poca innovación. No arrancará la risa de quien no vaya bien dispuesto.
El guión no muestra mucho oficio, con escenas sueltas de efecto que no encajan en ninguna parte y planteamientos de impacto que no se desarrollan (¿qué pasa con el Zydrate?). Por otro lado, el eje central de la peli, la figura del recuperador de órganos, es un punto argumental favorable e ingenioso, las cosas como son.
Los personajes son de cartón piedra, lo que ves es lo que hay, y las interpretaciones, justitas (no diré nada sobre Paris Hilton, que no sé qué coño pinta en el cine, agradecida tenía que estar con el derecho a la vida). Especial mención a Sarah Brightman, tanto en el maquillaje (en esta peli no se puede entrar a valorar mucho más) como en la voz.
Y que no lleve a engaño el aspecto provocativo que rezuma el tráiler, la peli supera sin problemas cualquier tipo de filtro censor que se le aplique.

La estética, destacable, bien cuidada, muy goth/industrial, y el ritmo violento y frenético, acertado tb. Habrá quien le huela un poco a Moulin Rouge.
En fin, se queda con el calificativo de curiosa, sin más.