domingo, 28 de noviembre de 2010

Post sobre el estado de las naciones, o algo.

Hoy le he ofrecido un plan de pensiones a un cliente. Bueno, ofrecido... ya sabéis cómo va esto. Él se encuentra en una situación desfavorable y el banco acude en su ayuda a cambio de clavarle una banderilla. Los bancos estamos de campaña navideña pro-plan de pensiones. Sí, sabemos que los listillos que quieren una mierda de éstas para desgravar en la renta apuran hasta el último día para hacer sus aportaciones más glamurosas, y nosotros nos lanzamos ensangrentados entre gruñidos y dentelladas con la competencia a por nuestra querida clientela, y a por la que no es nuestra también.
Pues el caso es que este tipo me ha soltado que no, que le venda otra cosa, que no confía en que pueda recuperar el dinero cuando se jubile. Que nos da por muertos, vamos. A todos. Como el tío es enrollado, casi que hasta le he dado la razón, (en voz bajita, para no alarmar a compañeros grisáceos; bajo mi careta de bancario alienado corría una lagrimilla de emoción), y es que es la primera vez que veo semejante comentario de un cliente de intachable normalidad.

Sin duda, en las últimas semanas algo está cambiando y no es para bien. La guerra Z comienza a tomar forma entre el proletariado y los pequeños jurídicos. Desde que empezó octubre, las noticias de empresas que cesan el negocio, liquidan o son declaradas non gratas para algún tipo de financiación son casi diarias. Los análisis diarios de riesgo de la más mínima transacción con los clientes son absurdamente extenuantes. Los bancos tienen miedo, y reaccionan de la única forma que saben cuando ven peligrar su chiringuito: cobrando más. Esto es así en la banca como en general en cualquier ámbito que lleve la coletilla de "financiero" adscrita. Como está ocurriendo con los mercados financieros, donde "inversores" muy sagaces se sacan razones de hasta de debajo del sobaco para desconfiar de países europeos con el fin de exigir un tipo más alto (creo que no me va a devolver el préstamo, así que le subo el tipo de interés, ¿alguien le ve la lógica?) en los bonos soberanos hasta que el país reviente. Luego ya lo rescatará la UE, no problem. De todos modos, están los CDS para cobrar sí o sí. Así que no se sorprendan si empiezan a notar cambios en los próximos días encaminados a estrechar el hueco por el que respiran.

Por otro lado, tenemos un maquiavélico plan de alcance internacional, si mal no recuerdo, europeo (para acabar de rematar al continente, no podía ser americano o chino...) para acabar con el sistema financiero colapsándolo mediante retiradas de dinero  masivas el próximo 7 de diciembre. El estandarte del plan es nada menos que Eric Cantoná; al principio, creía que era otro tío que se apellidaba igual, porque yo de fútbol, ni papa, y que me maten si recordaba su nombre de pila... pero cuando descubrí que se trataba del capullín ese que hizo creer a los usuarios de polos que subiéndose el cuello molaban, casi me da un ataque de risa. No he tenido tiempo de investigar la biografía reciente de este hombre, y ruego se me disculpe si se le conocen razones de peso, pero ¿cómo demonios se pasa de aquello a liderar una revolución antisistema? No sé, me da la sensación de haberme perdido unos cuantos capítulos de algo mal guionizado. Un tipo que, si mal no recuerdo, participó de la matrixmedia como el que más, protagonizando anuncios de mega-corporaciones y sumando, como se le presupone a cada futbolista, una pastaza importante entre partidos y promotores. Intento encajar las piezas del puzzle, pero me hace falta un martillo.
De todos modos, no seré yo quien condene del todo la iniciativa, creo que el pueblo ha perdido prácticamente toda la soberanía que haya podido tener en el pasado y actos como éste sirven como mínimo para dar un toque de atención. Pero creo que nadie se ha parado a pensar en las consecuencias reales de un éxito completo. Hace falta mucha fe en la humanidad (admito que no tengo ninguna) para creer que destruyendo el sistema económico y dejándolo todo reducido a cenizas en un día seremos capaces de lograr algún tipo de organización civilizada para levantar conjuntamente algo nuevo. En resumen, me gustaría que sirviera únicamente para meter miedo a los poderosos (ya no sé ni a quién referirme :P), porque lo que sí necesitamos ya mismo es dejar claro quién manda.

Para colmo, nos hallamos inmersos en una nueva "guerra fría" que pronto se podría calentar allá por el Mar Amarillo, donde los norcoreanos han sufrido un cortocircuito convenientemente provocado por unos sureños que andaban de prácticas militares curiosamente por la franja más conflictiva de su región en el momento más oportuno para hacerlo (en los días en los que se ve próxima la sucesión al poder entre padre e hijo). Obviamente, los americanos, que parece que tenían pendiente una ronda por aquellos lares, aprovecharán la ocasión para hacer el numerito clásico del abusón que busca las mil maneras de que la víctima responda cualquier cosa que desemboque en paliza.

Supongo, además, que muy poca gente sabe que ACTA ha sido aprobada en la UE. Más que nada porque, como todo lo que nos afecta de verdad en nuestro día a día, no ha sido publicado en ninguna cadena. Los eurodiputados  han permitido que esta imparable maquinaria represiva siga su avance de tapadillo y en silencio, sólo denunciado por internet.
Ah!, y estén al acecho, porque Wikileaks prepara una bomba con los cables diplomáticos que todos estábamos esperando, ésos que involucran a nuestro querido país y otros tantos decentes integrantes de esta nuestra fraternal Unión Europea...!

En fin, que no se olviden de hacer sus aportaciones al plan de pensiones antes de que acabe el año, y de hacer sus visitas regulares a los centros comerciales (sí, esos paseos de mierda para comprar nada o casi), que romper la rutina aprendida es muy deprimente y hay que pensar en positivo siempre, y girando, girando, girando siempre hacia la libertaaad...!

sábado, 6 de noviembre de 2010

China y la ingeniería del defecto

Hoy les vengo a hablar del producto chino, ese producto asombrosamente barato que compramos en las tiendecitas que entraron en nuestro continente cual animal foráneo en Nueva Zelanda, sin nadie que se las supiera comer. Y es que en destajolandia, el país sin sindicatos ni amor a la vida, se fabrican productos que desafían toda fecha de caducidad posible. Es increíble cómo uno compra objetos simples de manufactura sencilla, sin fallo aparente y, una vez en casa, descubre que hacen aguas por lugares impensables. Los chinos saben mucho de esto y el pasado Halloween me dieron una lección magistral de esa disciplina tan desarrollada en el país sin vacaciones: la ingeniería del defecto, o cómo fabricar toda clase de bienes a precios bajos, aparentemente normales y sin más complejidad que la forma o el color, con unos imaginativos defectos que los hacen inservibles al poco de desempaquetarlos.

Uno compra unos pinceles en los chinos y piensa: "bueno, es posible que se me queden calvos en un par de semanas, pero total, los quiero para una tontada". Pero los chinos siempre van un paso por delante; cuando te quieres dar cuenta, la pintura que cubre el pincel se descascarilla escandalosamente y caen trozos en el bote de pintura, o la parte metálica se oxida anormalmente rápido. Su creatividad a la hora de diseñar defectos es enorme, por eso cuando se examina el producto en la tienda no se encuentran irregularidades; porque éstas se encuentran en aspectos del producto tan básicos o tan retorcidos que jamás podríamos imaginar que pudieran dar problemas.

Plumeros con curiosos botones sin ninguna función, resistentes pero con la impredecible capacidad de engancharse en todo lo que tocan, cepillos simples con púas fuertes que no recogen ni un pelo y hacen bolitas en los tejidos, pantalones de confección y tejido aceptables que albergan espacio para un tercer glúteo, tolvas de agua para gatos que en cuanto se colocan en su posición vertical vierten todo el agua hasta quedar casi vacías, cargadores para móvil con una clavija idéntica a la original para el ojo humano pero que no entran en el teléfono, reproductores de mp3 devora-fusibles para coches... la lista es casi interminable, y animo desde aquí a crear una divertida lista de aparatos con defectos sorprendentes en los comentarios.

Y sin más dilación, mi último descubrimiento en fail-tech: un set de costura para hacerme algunos apaños en mi disfraz de Halloween! en primer lugar, veremos el aspecto de conjunto, tal y como lo vemos en la tienda:


Por setenta y cinco centimazos de euro, agujas, hilos de varios colores, cinta métrica, dedal, tijeras y enhebrador de agujas. Una ganga, tirado de precio. Además, ¿qué puede salir mal? los hilos, hilos son, al igual que las agujas. La cinta métrica tampoco es ningún misterio, sólo es una tira de plástico con cosas impresas. Las tijeras, dos cuchillas unidas por una "bisagra", se las supone poco afiladas, pero poco más.
Pues bien, una vez en casa, se descubren los pequeños detalles iniciales: las agujas no son de distintos tamaños, habrá tres tamaños y muchas duplicadas. Pero no es todo, porque una vez se saca una de ellas del estuche, no se pueden volver a meter sin que asomen peligrosamente por la parte inferior de la tapa. Naderías. Pasamos a los hilos:


Exactamente, tecnología de enredos y nudos automatizados con tejido deshilachado de última generación, enrollado sobre cilindro de papel corriente y lo más destacado: no asoma el cabo inicial por ninguna parte! Y cuando digo por ninguna parte, quiero decir que ni está ni se le espera, que hay que pellizcar de cualquier sitio, cortar ahí y comenzar a tirar del rollo como se pueda para sacar hilo. Ingenioso, ¿verdad?. Ahora viene cuando hay que cortar con las tijeras:


Si cabe el dedo, claro está. Obviando el exquisito acabado de los bordes del plástico, pronto se advierte que no es ése el principal problema; lo que hace tirarlas a la basura es que... ¡no se pueden abrir!. Cuando se usan ambas manos para hacerlo, quedan del siguiente modo:


Manteniendo su castidad por los siglos venideros. Sobre el dedal (tira metálica doblada toscamente sobre sí misma a modo de anillo, que a mi gato le pareció un excelente juguete) y el enhebrador, mejor ni hablamos, y dejo para el final el detalle de la cinta métrica, fabricada en un magnífico papel impreso a una cara y con la asombrosa longitud de cincuenta centimetrazos!


Muy útil para tomar medidas a hobbits, gatos esbeltos o genitales humanos.
Lo crean o no, al final me hice el apaño, no sin dejar por el camino enganchones varios y cortar y empalmar hilo en varias ocasiones gracias al eficiente sistema de nudos automatizados. La conclusión es que, efectivamente, el conjunto vale setenta y cinco céntimos o menos, en China como en Finlandia.