domingo, 6 de marzo de 2011

Fauna Bancaria

Antes de nada, y ya que saco a pasear de nuevo el tema bancario, dejad que os aclare una cosa que me parece que no se dice por los desinformativos televisivos del Imperio:
El grifo anda más cerrado que nunca.
Esto es, quede claro, desde mi perspectiva personal, es lo que veo en la entidad donde trabajo. Pero teniendo en cuenta lo rápido que nos adaptamos a los absurdos tipos de interés que ofrece la competencia y las subidas de precios que aplicamos constantemente para equipararnos a la, una vez más, cansina competencia, dudo muchísimo que fuera de mi entidad la cosa ande mucho mejor. Metéroslo en la cabeza: los ICO se destinan a refinanciar deuda ya existente, cambiar inversión propia por inversión estatal, líneas de crédito que no van cara al aire por préstamos subvencionados (a un tipo bastante normalito, no creáis que regalan nada) y no se presta nada a nadie que no cumpla escrupulosamente con todos los índices de solvencia posibles, y esto con reparos.

Pero bueno, el tema que me ocupa ahora mismo es que temo que, un día, se descubra en mi trabajo que soy humano. Trato de actuar como ellos, interesarme por sus mierdas, vestir lo más gilipollas posible pero, más tarde o más temprano, alguien me señalará con el dedo con la cara desencajada y chillará hasta que los demás caigan sobre mí. Y ese será mi fin. Dejaré de escribir aquí y pasaré las horas muertas viendo Intereconomía.

Cuanta más gente conozco en este mundillo, más me asombra la cantidad de corderos adscritos a la Sagrada Iglesia del Dólar que pulula por el mundo trabajando con dinero . Y digo dólar porque soy consciente de que el imperio es omnipresente. Es que me parece asombroso lo parecidos que son todos mis compañeros, vengan de donde vengan, es algo absolutamente terrorífico.
Todo esto viene porque ha llegado un nuevo compi a la oficina, en sustitución de otro que ha promocionado, y me ha dejado sin habla, además de recordarme los patrones que cortan la personalidad, si se le puede llamar así, de estos seres surgidos de vainas espaciales:

- La vestimenta. Un buen tontolnabo bancario se presenta a trabajar como un señor ministro en debate parlamentario, aunque sea el cajero de la sucursal de un polígono de granjas. El tema es dejar mal a los que no queremos llevar ni corbata y sentar un precedente rastrero a ojos de los superiores.

-Porte y gesto. Un buen tontolnabo bancario cuida mucho su postura. Para describirla brevemente, imaginaos un tipo que en vez de espina dorsal tiene un palo de escoba que discurre desde el recto hasta la base del cráneo. Imaginad, además, que le han sido grapados los omóplatos para impedir que los hombros caigan hacia delante. Ya tenéis el torso de un bancario. Además, hace continuos gestos con ambas manos al hablar, como si no pudiese mover una sola mano sin que la otra acompañe simétricamente. ¿Son o no son alienígenas?.

-Temas de conversación. Esto acaba rápido; no hay. No tienen aficiones, lo que hacen en su tiempo libre es un misterio y no hacen referencia alguna a sus parejas o vida familiar. Pueden hablar de trabajo, chismorreos de la entidad, el tiempo, fútbol y coches. Sinceramente creo que reparten su tiempo entre consumir lo que ganan e hibernar en una vaina como los pc's que dejas un rato sin tocar. Es posible que la corbata impida la correcta oxigenación del cerebro. Eso explica que siempre estén dispuestos a trabajar cuantas horas extra gratis hagan falta y sean capaces de vivir en la oficina por un aumento de sueldo.

-Tonos de móviles. Parece una tontería, pero es muy significativo que las cosas que suenen en sus móviles se muevan en un rango comprendido dentro de la lista de éxitos de Los 40 que va desde Nelly Furtado a Fito y los Fitipaldis para ellas y desde Juanes hasta cosas salseras que ni conozco para ellos. Los más radicales dejan el tono por defecto de la compañía o un pitido rancio.

-Emisoras de radio. Sólo existen dos; Los 40 y Cadena 100. Esto crea un ambiente estulto que refuerza su visión acaramelada e infantil del mundo en el que viven, haciendo de la oficina un hábitat que les hace sentir seguros y cómodos.

-Lectura: recientemente un compañero me sorprendió llevándose al bar para almorzar la revista Emprendedores. Más tarde descubrí que también leía Cinco Días. ¿¿Se puede saber qué clase de flipado-gilipollas o flipollas es capaz de leer esa mierda en los tiempos que corren?? Además, ¿qué aporta una revista para empresarios a un bancario? ¿Se trata de una vocación frustrada? ¿No puede dejar de ser un triste feligrés capitalista ni por un segundo? ¿Qué clase de tortura sanguinaria o trauma vital ha de sufrir un androide de éstos para desconfiar mínimamente del sistema? Agh, qué mala hostia. ¿Cómo nos uniremos para conseguir nunca nada con idiotas en el mundo leyendo Cinco Días para almorzar? Idiotas que ni siquiera juegan en bolsa y, si lo hacen, palman pasta como todo pardillo que no cuenta con información privilegiada. Cuánta hostia con la mano abierta hace falta en estas tierras...

Resumiendo, que vivo con miedo. No sé cuánto me queda de identidad, o cómo te convierten en vaina ni en qué momento. Sirva este testimonio para que alguien me ayude si de pronto observa que dejo de escribir (incluso más de lo que ya lo hago) o empiezo de pronto a dar consejos para afrontar entrevistas de trabajo o invertir en bolsa "con cabeza". Llegados a ese punto, ruego se me aplique tratamiento de desintoxicación y aislamiento o se me mate sin piedad en caso de no mostrar mejora.

Porque el poder corrompe en todos sus estratos, y si todavía queda alguna duda, baste este ejemplo gráfico, fruto de una ardua investigación que he realizado con ayuda de Google:

Primero fue Ratzinger, ahora Trichet... el Síndrome de Darth Sidious se manifiesta allá donde hay poder y bajeza humana.