miércoles, 31 de julio de 2013

Hablar sobre lo hablado

La verdad es que iba a escribir sobre otra cosa, o eso recuerdo, pero a poco que haya puesto la tele para escuchar algo mientras como o ceno, como que se me ha olvidado lo que fuera y ahora necesito hablar sobre los monotemas para exorcizarlos de mi mente.

De los titulares más destacados de los telediarios, el único que es tristemente lo que se dice un titular, es el del accidente de tren en Santiago de Compostela, que si bien es una putada que ha dejado de golpe a un huevo de personas con un señor duelo pendiente de superar, ha servido también como carroña de primera para los infametivos de mierda estos que nos ha tocado sufrir en el país, y también para la podredumbre política que deberíamos ejecutar a la de ya antes de que acaben con todos. Los usos y tratamientos han sido diversos:

-Por un lado, los medios informativos, en su afán por ignorar cualquier cosa que tenga que ver con el desgobierno y lo que nos atañe, han dado una sobrecobertura monumental a la tragedia. Uno llega a esa conclusión el día que ve en pantalla a un tipo que sale hablando de cómo se lo va a montar la grúa para mover el vagón accidentado del sitio, u otro que comenta qué jeto ponían los pasajeros de otros trenes cuando pasaban junto al accidente.
Al mismo tiempo, está el sensacionalismo mediático, con multitud de manifestaciones de dolor ajeno y declaraciones de gente lógicamente hecha polvo que no nos enriquece lo más mínimo ni nos aporta nada que se pueda llamar información. En algunos infametivos incluso he llegado a escuchar tonadillas lacrimógenas para ilustrar la escena, todo un ascazo.
Por último, el gore. Primeros planos de brechas cefálicas, heridas, peña sangrante, gente medio en pelotas en el hospital con la bata esa denigrante que te ponen a la que imagino no hará ni puta gracia que aireen por toda España en ese momento, etc. Para eso, incluso se ha iniciado una petición que lleva más de 33.000 firmas recogidas:

 
 

Otro tema a destacar es que, por casualidad, dos días después del descomunal accidente, parece que en Moncloa descubrieron  y anunciaron que 36.000 millones de euros invertidos en ayudas a la banca vía FROB se declaran irrecuperables, fondo perdido, chup-chup. Una noticia sin importancia, ¿verdad?. Yo me he enterado por Twitter, que conste. O sea, que todo ese pastizal que el gobierno "prestó" a la banca y que ninguno de los contribuyentes íbamos a tener que pagar, resulta que al final ha sido un regalo y, en efecto, lo pagamos nosotros. Lástima que con los acontecimientos que sacuden al país en este momento, no hayamos podido prestar a la noticia toda la atención que merece.
Sin embargo, parece que no todos los comunicados cavernarios de la semana requerían con tanta conveniencia de este desvío de atención, como expresaba en un si-no-lo-digo-reviento el diputado del PP Rafael Maluenda: "Qué pena que la catástrofe ferroviaria nos impida expresar prudentemente nuestra satisfacción por los datos del paro"
Los que sí expresaban el asunto mediático con claridad cristalina son los tipos de @masaenfurecida:

"La cola de tertulianos expertos en trazados ferroviarios en curva a las puertas de Telecinco ya supera a la de donantes de sangre"


-Lo otro, la sentencia para el tal Bretón, del que los guionistas de Dexter tendrían que tomar buena nota, es un circo deleznable, uno de los romanos, que sólo ha beneficiado al protagonista quien, según dicen, se encuentra en prisión feliz, tranquilo, satisfecho, vanidoso por las ofertas que recibe de nigromantes y artistas del pastoreo mediático, y bravucón, pues parece que se pasa el día amenazando a los funcionarios para que no lo trasladen con los presos comunes, no sea que le pase algo y se les caiga el pelo por lo importante que ha llegado a ser. Una estrella mediática por obra y gracia de periodistas coprófagos vendidos a la causa mayor que quiere que se hable de cualquier cosa menos de lo que nos afecta a todos.

-Lo último y no por ello menos vergonzoso, ha sido la, una vez más, asfixiante cobertura del niño real ese de los huevos que ha nacido en Inglaterra, si mal no recuerdo, que me importa y debería importar a todo el mundo una mierda bien gorda, si no es para acudir guillotina en ristre para comprobar in situ de qué color tienen la sangre sus altezas. Nótese que no soy el único al que no hace gracia que semejante medievalismo perpetúe su privilegio por obra y gracia de la baba mal retenida:

Reacción lógica donde las haya.