martes, 14 de octubre de 2008

El Anticristo (1974)


El otro día rescaté esta perla italiana en un arrebato "abandonmovie", y me volvió a sorprender tan gratamente, que tengo que hablar de ella.
Del director, Alberto de Martino, apenas había oído hablar, pero que en una producción de estas características apareciese Ennio Morricone para la banda sonora y Joe D' Amato en la fotografía, además del reparto yanki que atesora (Mel Ferrer y Arthur Kennedy que, si bien tengo entendido, se comían los mocos bastante, al menos durante esta época), llama bastante la atención.

Mi curiosidad iba más bien por lo escasamente emitida que ha sido en televisión (hace siglos la descubrí porque la echaron una madrugada en la tele y, desde entonces, nunca más), unido a lo acojonante de algunas imágenes que muestra.

La película, aunque heredera del rollo giallo, iba a la zaga del exorcista, aprovechando el tirón que tenía el tema a principios de los setenta (hubo muchos más intentos, todos peores). En cuestión de medios y acabado, resulta obvio que sale peor parada que la americana (no obstante, no anda falta de presupuesto), pero en cuanto se trata de dar mal rollo, la cosa cambia y mucho. Lo que en El Exorcista era histrionismo, lentillas y mocos, en El Anticristo pasa a ser un compendio de imágenes turbadoras y súper blasfemas (de lo más blasfemo que he visto en el cine, de hecho), lo que la hace no apta para católicos de ningún grado. En suma, resulta más difícil acabar a carcajada limpia con esta película, con perdón de los ridículos efectos especiales (simulaciones de caídas a base de zoom, recortes y pegotes de imágenes en metraje, sangre Titanlux setentera...). Además, subyace una subtrama de represión sexual que explota en un entorno de familia conservadora que, a mi juicio, le aporta más profundidad que la historia de Friedkin.

Ayuda a ello la muy creíble interpretación de la prota, Carla Gravina, que puede transmitir sensualidad y asquete a partes iguales, con una transformación muy lograda que en nada tiene que envidiar a la famosa niña. De hecho, es uno de los puntos fuertes de la película, junto con la siempre acertada música del sr. Morricone.

La fotografía de Joe D' Amato se hace sentir especialmente en la escena del bosque, donde la protagonista visualiza un akelarre de una antepasada suya, escena brutal, con una iluminación azulada, donde asistimos a un rito bastante feo que tiene lugar en medio de una orgía muy estética, de cuerpos convulsos al unísono entre los arbustos . Muy chula, la escena. Es una de tantas escenas que jamás veríamos en una peli yanki como El Exorcista.


El argumento contiene alguna variación, como podréis apreciar: Hipólita (que no es una niña, precisamente), es una mujer con parálisis psicosomática a raíz de un accidente en el que su madre perdió la vida. Debido a ello y a su educación en el seno de una adinerada familia conservadora, no llega a conocer varón hasta el momento, lo cual le lleva a una profunda frustración unida al desarrollo de un complejo de Electra por el cual siente celos del nuevo ligue de su padre. Su insatisfacción la lleva a caer en una crisis de fe que la pone a punto de caramelo para que el maligno se adueñe de su alma y le arregle todos sus problemas.


En resumen, perdonando algún desacato de post-producción y de efectos especiales, la considero una película más que recomendable para pasar cosica de la buena que, a mi juicio, le da a El Exorcista incontables patadas. La ficha de imdb aquí.

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