jueves, 1 de noviembre de 2012

Manual para sociópatas: Bodorrios (y II)


Hola, socialers! continúo por donde lo dejé, después de un huevo de tiempo transcurrido donde más de la mitad del post estaba ya hecho y por pura pereza no se ha terminado en un plazo razonable. Recuerdo que esto trata de ser un manual de comportamiento para bodorrios, dentro de lo que podría llegar a ser un topic nuevo sobre etiqueta de la normalidad y fórmulas de comportamiento y camuflaje en eventos incómodos de la zombicidad:

FASE 4: BANQUETE

Es la fase de la cena. Se distinguen dos partes principales: picoteo, donde nos dan a probar bocaditos de cosas con sabores fuertes y difícil digestión con copas de todo tipo, y cena propiamente dicha. Advierto desde este momento que es casi imposible llegar al coche con el nivel permitido de alcohol en sangre al salir de una boda.
Se comienza con el picoteo, donde todo el mundo está de pie cogiendo al vuelo las cosas que nos ofrecen los camareros, charlando de banalidades. Ojo con la vergüenza a la hora de picar cosas, pues de este momento dependerá que salgáis del evento cenados o no.

Al cabo de un largo tiempo, tan largo como les venga en gana, llegan los novios de hacerse fotos o no se qué mierdas, con alguna canción empalagosa que anuncia su llegada, y podemos sentarnos pero, cuidado, hay que fijarse en qué mesa nos toca. Normalmente se indicará en algún cartel y, si los directores de juego lo han hecho bien, en breve estaremos sentados con gente conocida.

A partir de aquí uno ya puede ver la carta de lo que va a cenar, que puede ser totalmente críptica o, por el contrario, titular a cada plato con su lista completa de ingredientes, sin medias tintas.
Acordaos de coger los cubiertos por orden, de fuera para adentro, y colocaos la servilleta y toda esa mierda, que los señorinis (que acaso coman con las manos en su casa) van a estar atentos.

Aquí hay dos eventos importantes e ineludibles. El reparto de ramos y el corte de la tarta. Para lo primero, sonará de pronto una musiquilla pachanguera y los novios se levantarán para coger un buen puñado de ramos de flores y repartirlos entre el público. A la gente esto le encanta, y no es raro que se levanten y hasta hagan palmas, no os asustéis. Los novios pasarán por todas las putas mesas, como dándole emoción cansina al reparto, a lo Nuria Roca en la cosa ésa del Millonario.

-¿Qué se espera de nosotros?

-Identificaremos con premura el trozo de pan que nos corresponde y lo tendremos vigilado. Un tipo que sabe cuál es su trozo es un tipo que controla de bodas.
-Nos pondremos la servilleta sobre los muslos, aunque dé calor y sepamos manejar con habilidad los cubiertos.
-Reiremos los comentarios jocosos sobre los platos que llegan. Se valorarán comentarios aburridos de entendidillo.
-Si no tenemos por compañía a colegas, podemos hablar de temas rancios populares, tales como restaurantes, móviles, niños, coches, viajes y cosas de clase media. No se espera que un tipo trajeado hable del decálogo de la manipulación mediática, así que reprimíos un poco, bebed todo lo que echen en las 2 ó 3 copas que tengáis a mano y pensad que ya queda menos para que acabe.
-No olvidar toquetearse los botones de la americana siempre que uno la lleve puesta.
-Dejar algo en el plato; comer todo lo que te ponen sin dejar desperdicios es de cerdos. Ya os dije que vuestro sustento dependía de lo que pillarais en el picoteo.

En la segunda fase de reparto de ramos, la verdad es que es difícil de decir. Los novios irán haciendo entrega de ramos a parejas, para maldecirlas con la responsabilidad de montar el próximo bodorrio, según tengo entendido, y a personas mayores o solteras, por motivos desconocidos. 

-Deberemos prestar atención al reparto y, una vez más, reprimir la estupefacción o la risa cuando veamos que, por ejemplo, la que recibe el ramo se pone a llorar o los abraza como si le hubieran pagado la hipoteca.
-A juicio de cada uno, se pueden dar palmas, pero no es obligado.
-Se valorará poner cara de bobo complacido.
-Si se es objeto de entrega de ramo... yo que sé, nunca me ha pasado, pero supongo que hay que reírse mucho o algo. Fijaos en lo que hacen los demás, no sé. Menuda mierda.

Llegados a la fase tarta, como ya vendrá siendo normal, una canción chunga a volumen estridente anunciará que la pareja tiene intención de hacer alguna gilipollez que hay que mirar. Un camarero sacará una tarta de varios pisos con un carrito y dos monigotes en la cima machihembrados y los novios irán para allá para agarrar, bien un cuchillo tamaño serial killer con el mango forrado de papel de plata, bien una espada roma toledana de las de decorar paredes, y plantar el filo en la tarta para... otra de esas mierdas que no tienen pies ni cabeza.
Al finalizar, nos traerán en un platito un trozo de esa tarta, que será siempre de bizcocho, merengue, trufa y almendrillas, con variaciones. Con este toque final se aseguran de que las tripas no nos dejarán dormir esa noche.

-Nos levantaremos, cámara o móvil en mano, y echaremos fotos como si estuviéramos en un set de rodaje de Juego de Tronos. No os preocupéis, cuando vayáis hacia el coche, las borráis todas y ya está. Pero acordaos.
-Cuando se cansen de hacer el monguer, aplaudimos.

FASE 5: Regalitos y cóctel

En esta fase, los que se desenvuelven con soltura y hasta disfrutan de estas mierdas, ya no están en su sitio. Se han levantado para hablar con alguien o mear, o lo que sea. El caso es que alguien llega y nos da un obsequio sesgado por sexo y edad. A los varones adultos, generalmente nos corresponde un puro, a no ser que se hayan esforzado un poco. Ya lo sé, es como si nos regalaran un trozo de ladrillo o medio calcetín, pero estos eventos son así. Ojo, hay quien se lo enciende. Huid de esos, que ese pestazo se pega como la gripe.

Después de esto y la fase de cafés fríos, que no merece mayor explicación, llega la fase cóctel, donde la gente acude a churrar todo lo que puede para pasar con soltura la última fase del bodorrio. Hay una barra gratuita donde un par de camareros sirven cualquier cosa alcohólica que se les pide y tienen. Conviene no despistarse con esto, ya que en seguida se llena muchísimo y es una agonía pedir cualquier cosa. Hay que tener en cuenta que el que no consiga un nivel de intoxicación suficiente, será consciente de todo lo que venga a continuación, motivo que genera mucha ansiedad en los asistentes. No en vano, es habitual ver niños fumando cigarros o consumiendo cubatas, pues sus padres lo permiten excepcionalmente para ahorrarles sufrimiento.

¿Qué se espera de nosotros?

-Dar las gracias por el puto puro, y hacer como que lo guardamos.
-"Olvidar" el puro en la mesa con la esperanza de que algún tío raro se lo lleve.
-Acudir pronto a la barra y pedir algo fuerte y sin mezcla, sobre todo si pensamos quedarnos un rato.
-Si no conducimos, podemos mezclarlo con algún ansiolítico y borrar las siguientes cuatro horas de nuestra puta cabeza para siempre. Opcional.
-Alternativamente, podemos pasar de los cubatas y preparar la excusa para darnos el piro de inmediato, la siguiente fase no es del estómago de cualquiera.

FASE 6: Decadencia total y fin de partida.

Si por los motivos que sean, hemos decidido aguantar hasta el final, esto es lo que ocurrirá. Un tipo sin escrúpulos tomará control de unos platos de mezcla y se dispondrá a infligir todo el daño que pueda con el solo uso del repertorio musical del salón. Sin previo aviso, comenzará a desfilar por nuestros oídos toda la mayor puta mierda submusical conocida, una escalofriante colección de los peores éxitos veraniegos de todos los tiempos, sin dar nada por malo o desfasado. Aquí lo mismo se resucita a Manolo Escobar que al Tractor Amarillo, no existen límites ni humanidad de ningún tipo. 

La gente, bajo su voluntad o enajenada por el alcohol y las drogas, se entregará sin excepción a todo tipo de bailes grotescos en una orgía (sin sexo) de sudor, olor corporal y manchas de todo tipo, donde roturas de tacones y maquillajes corridos decoran rostros desencajados en rictus de expresiones felices. Sus cuerpos se entregan durante horas a aspavientos obscenos que ofenden a todos los dioses menos al suyo.

Aquí es donde la gente intentará ligar pues, según el imaginario masculino, las mujeres se sienten más proclives a iniciar relaciones en estos ambientes que recrean la meta de toda relación humana según la psique zombi-femenina. En realidad, las conquistas son fruto del alcohol, y muy rara vez se consiguen favores sexuales. Las relaciones iniciadas aquí suelen terminarse a los pocos días, en cuanto se conocen sin los disfraces, el maquillaje y los camareros con las bandejitas.

¿Qué se espera de nosotros?

-Cuando bailen los novios, me remito a las instrucciones de corte de tarta o entrega de ramos. Ellos no se cansan de esas mierdas, pero yo sí.
-Como dice ese gordo retrasado: bailarrr, bailarrr, bailarrr!!!
-Al cabo de una hora o poco más de sufrimiento, se considera que hemos cumplido y podemos irnos a casa a tiritar en la cama.
-Al largarnos, hemos de localizar y despedirnos de los novios, felicitándolos por enésima vez y recordándoles lo bien que lo hemos pasado.
-Una vez más, se valorarán elogios a la "originalidad" y distinción del evento, destacando cualquier mierda que pueda pasar por "diferente", como "eh, me ha gustado que bailarais ese tema de comosellame en vez del típico vals". No olvidar el "esta boda ha molao, no como las otras". Si no tenéis estómago, tampoco hace falta.
-Si se han casado por la iglesia y hay confianza, se puede decir eso de "hala, ya podéis follar!", que siempre es muy gracioso de decir y evidencia la hipocresía catolicorra.
-En todo momento,se recomienda forzar una disposición proactiva y enérgica en la  aplicación de los consejos dados, ya que el transcurso natural de los acontecimientos nos dejará, si no nos esforzamos, en un rincon con la sóla compañía de nuestro cubata, estáticos y estupefactos, que es algo triste de ver y más de sufrir.

Y, ya por fin, como tantos otros asuntos de iglesia, como ya retratara cierto zagal en la ilustración inferior, llega el mejor momento: el de volver a casa a desintoxicarse, con la música más underground que se tenga a mano en el coche, con cuidado de que un control de alcoholemia no nos vaya a joder el momentazo.

El dibujo responde al enunciado: "Dibuja tu parte favorita de la misa". Se explica por sí mismo.
Si se vuelve a ver a la pareja, con toda seguridad tratarán de hacernos revivir el trauma con una extensa exposición de fotografías, con vídeo incluido en el peor de los casos. Aprovechad para hacer terapia y afrontar lo vivido, que no es bueno dejar esas cosas a su aire en el subconsciente.