miércoles, 12 de noviembre de 2008

Manual del mendigo

No es que exista tal manual, joder, sería el colmo de la depredación comercial, y lo cierto es que algunos casos me llaman mucho la atención sobre este hecho. Por ejemplo, cuando se ejerce la mendicidad en entidades de crédito. Vamos a ver: los bancos y demás sanguijuelas sociales se han forjado una reputación a lo largo de muchos, muchos años. Es el motivo por el que me puedo referir a ellos tranquilamente como sanguijuelas, o cualquier otro mote jocoso y relacionado con lo parasitario.

En este contexto, me deja alucinado cuando entra un mendigo, persona de corte altruísta o estafador enmascarado que pide donativos de cualquier tipo en un banco. "Aquí tienen mucho dinero", deben pensar. Y cómo crees que se consigue ese dinero, alma cándida??
A veces no piden dinero sin más, sino que venden algún tipo de ornamento con la intención de que sirva de adorno a la oficina. Je, je. Sólo basta echar un vistazo en derredor para que el asfixiante espectro corporativista nuble tus sentidos! En efecto, prácticamente todo es dispuesto por la entidad de acuerdo con el código de colores y estándares que visten sus clónicas sucursales y, creedme, está controlado (lo que no quita que, igual, puedas tener una diminuta pegatina en la esquina del monitor, o tu jefe se ponga baboso en navidad y te haga poner grimosos adornos de mierda por doquier).

En cuanto a la reacción del propio empleado, no esperéis compasión alguna. Daos cuenta de que una situación así es entendida por nuestros superiores como una prueba de evaluación de tu adhesión al lado oscuro...!! los bancarios no podemos mostrar debilidad en un momento así.
Por eso invito desde aquí a la reconsideración antes de entrar en uno de estos lugares a pedir nada, se ahorra tiempo, misantropía y pulsos extraños con empleados alienados.
Es un triste consejo de Bancario Sectario ;)!

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