Está claro que los musicales no son lo mío. O, al menos, constato que, o te gusta la música, o te gustan los musicales. Porque hasta ahora, o adaptan canciones que ya existen, o la composición musical es una puta mierda. Y éste me jode especialmente, porque se supone que se atrevía con un estilo underground, dark/industrial, bastante en sintonía con algunas cosas que pueblan mi estantería, que prometía cambiarlo todo, pero no. Cambia la orquestina de siempre por guitarras, synhters y distorsión, y el resto es lo mismo. Voces chillonas de opereta cantando melodías caóticas, anodinas y poco inspiradas, al completo servicio de la letra, que apenas tiene una primera lectura. En éste, como en la gran mayoría de los musicales, me da la sensación de que no hay composición, que cantan en vez de hablar como podría hacerlo cualquiera, improvisando patosamente la melodía en el mismo instante.
No toodo es malo, desde luego, tiene sus momentos y sus fragmentos con algo (musicalmente, repito que la historia no tiene nada), pero me ha jodido, porque falla en lo mismo que todos. Es como si la fórmula secreta para hacer esto bien se hubiera perdido en el siglo XIX.
Partiendo de la base de que no me parece un modo válido de narrar una historia, si la música no es algo que puedas escuchar por sí misma como tal, el musical tiene muy poco valor.
La historia, por otro lado, se pringa hasta el codo de rollito petardo electro-clash en su variedad cirugía estética descontrolada, sin ahondar en nada, diversión pura y dura para quien le pueda resultar novedoso o sorprendente. Humor gore que se empapa de lo que hace tiempo han devenido clichés de género y poca innovación. No arrancará la risa de quien no vaya bien dispuesto.
El guión no muestra mucho oficio, con escenas sueltas de efecto que no encajan en ninguna parte y planteamientos de impacto que no se desarrollan (¿qué pasa con el Zydrate?). Por otro lado, el eje central de la peli, la figura del recuperador de órganos, es un punto argumental favorable e ingenioso, las cosas como son.
Los personajes son de cartón piedra, lo que ves es lo que hay, y las interpretaciones, justitas (no diré nada sobre Paris Hilton, que no sé qué coño pinta en el cine, agradecida tenía que estar con el derecho a la vida). Especial mención a Sarah Brightman, tanto en el maquillaje (en esta peli no se puede entrar a valorar mucho más) como en la voz.
Y que no lleve a engaño el aspecto provocativo que rezuma el tráiler, la peli supera sin problemas cualquier tipo de filtro censor que se le aplique.
La estética, destacable, bien cuidada, muy goth/industrial, y el ritmo violento y frenético, acertado tb. Habrá quien le huela un poco a Moulin Rouge.
En fin, se queda con el calificativo de curiosa, sin más.
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