Para los que no crean en el holocausto que vaticinaron Brooks, Kirkman o Romero (éste último más agudo, con sus zombies que manejan pistolas, en clara alusión a bandas callejeras y rednecks varios) os demostraré, en poco tiempo, que un análisis superficial del esputo que nos llega desde nuestros televisores anuncia una regresión inevitable hacia las pautas de comportamiento más atávicas y torpes que podamos recordar.
Todo esto viene a raíz de que tengo el estómago revuelto desde que vi, no sé dónde, un anuncio de esos que lanzan los científicos más sociópatas empleados en las instalaciones del CERN (algún día hablaré sobre ello) para asegurarse de que, en caso de fallo en sus experimentos, destruyendo el mundo no se pierda una mierda.
El anuncio, uno de esos de envía xponzoña al 1234, te daba la opción de elegir entre los siguientes temas para darte a conocer al mundo cuando te llamen por teléfono:
- ¡Que viva España!
- Torito guapo
- Asturias, patria querida
- Paquito el chocolatero
Verídico 100%. Toda esta bazofia la balbuceaba una voz chachi piruli, de tío enrollado que sabe lo que mola, reforzando con varios argumentazos las ventajas y el status que otorga contar con lo más paleto del país en tus tonos de llamada.
Cuando trato de imaginar al target del anuncio, me vienen a la cabeza imágenes de Mad Max, de tíos chungos que apenas saben hablar tratando de follarse un maniquí saqueado en un centro comercial.
Lo más gracioso es que, ¿sabe alguien qué éxito puede tener una campaña dirigida a homínidos que, probablemente, no saben pedir el servicio que prestas?
¿De qué estamos hablando, entonces? ¿de una broma cruel?
El usuario arde en deseos de bailar "Torito guapo", pero se siente frustrado por su desconocimiento en el uso del aparato.
0 comentarios:
Publicar un comentario