lunes, 29 de agosto de 2011

De papaflautas y otros sectarios (I)



Ya lo sé, siempre llego tarde a todo, pero es que este finde estaba leyendo perlas contenidas en esa fábrica de esclavos que es "Camino", de Escrivá de Balaguer, y me ha entrado de pronto la indignación divina, que debe de ser algo parecido a esa facilidad que tienen los católicos para ofenderse cuando un aconfesional simplemente da a conocer su opinión.

Antes de continuar, me gustaría advertir a todo aquel católico, apostólico y marrano (a la imagen me remito), que este post le va a ofender que te cagas. Los que sean abstractamente cristianos, pueden seguir leyendo, esto no tiene mucho que ver con ellos.

Todo esto viene a cuento de las noticias que se han ido sucediendo con motivo de las benditas jornadas que, con muy mala saña y perversa orientación política, noticias son y se cuentan porque ocurren. No voy a profundizar mucho en ellas porque la red está llena de datos y opinones para todos los gustos, pero me refiero al gasto público desprendido (y es gasto público cuando hablamos de espacios públicos, servicios públicos y espectáculos públicos, que no me jodan con la cantinela de la aportación privada que, sí, se habrá encargado de los gastos derivados de la organización, pero ya) y lo poco que, por lógica, se tiene que haber recaudado, cuando el transporte ha sido gratis, los bocadillos a tutiplén saltaban de mano en mano cual milagro de panes y peces, y los peregrinos de airbus dormitaban en polideportivos y cosas así de poco gastar.

Me refiero al lujo y y el poder que siempre ha ostentado toda esta gentuza, desde los trapitos con los que salen a lucir palmito litúrgico hasta los cacharros en los que se mueven (600.000,00 € el actual papamóvil, a punto de ser renovado por un nuevo modelo, todo por temer al prójimo y no fiarse de la voluntad divina).

Me refiero también a la actitud bobalicona de babeo en ocasiones y normal que te cagas en otras, con ciegacos, fiestorra, botellón y demás mierda, que me parece de puta madre en general (excepto lo de las basuras, joder), pero no para un católico. Porque, como muy bien decían en cierta emisión de Klartelera, cuando uno es un firme defensor de las tradiciones católicas sin asistir a misa, sin recogerse la picha hasta el matrimonio y sin todas esas jodiendas que idearon cuatro perturbados hacia el ocaso del imperio romano, uno se confunde creyendo ser católico cuando lo que es realidad es un conservador, un cagueta de la evolución, un facha, para entendernos. Y no habría de ser lo mismo.

Me refiero, por último, al apoyo mostrado a grupos integristas considerados técnicamente como sectas (y digo técnicamente porque, para el caso de los neocatecumenales, alias los Kikos para dar menos miedo, cumplen con 8 de 10 condiciones para considerarse secta destructiva). No se corta un duro el sr. Rouco Varela (como no se corta para nada, apoyando usos y costumbres útiles para la vida social del medievo) en apoyar a estos talibanes de la cruz y la anulación del individuo inaugurando sus festejos. Tampoco parece que les rechinara lo más mínimo la canonización del pretor Escrivá de Balaguer, en cuya vida dudo que dejara una gota de soberbia para alguien en el mundo. Pero bueno, hablamos de bendita soberbia, lo mismo que de benditos ricos que, aunque en los evangelios se dijera que lo tenían más crudo para ser salvos que un camello para pasar por el ojo de una aguja, tan sólo hubo de inventarse la confesión para resetear pecados en un plis plas y pasar limpios de polvo y paja. Puagh. Otro de los peligros del catolicismo, su faceta limpia-conciencias, refugio de hideputas hipócritas con intención de reincidir.

Me asqueo porque la red está llena de testimonios de gente que ha conseguido salir con mucho esfuerzo de las redes de estas sectas, bajo todo tipo de amenazas, divinas y terrenales, tras arrastrar oscuros días de morbo mortificatorio, alejamiento de amigos y seres queridos, enfermiza sexualización de las cosas más normales, humillación, sumisión incuestionable a la doctrina del líder, manipulación coercitiva y anulación de la personalidad.
Y me asombra que esto cuente con el beneplácito de la Iglesia cuando, tal y como se relata en varios blogs de ex-kikos y ex-opusinos, puesto que estos grupos suelen considerar personas non gratas inclusive a los católicos menos radicales, llegan a robar en ocasiones feligreses a las parroquias "oficiales", que ofrecen servicios religiosos "tibios y poco auténticos".
En fin, podríamos hablar sobre estos temas durante varios posts, y poco bueno, con lo que recomiendo a quien quiera saber más, aunque sea para prevenirse, la lectura distraída de los blogs de ex-miembros.

Oye, que estoy seguro que de todo hay, que hay gente que, teniendo a todo su entorno familiar y afectivo dentro de la secta es la hostia de feliz, pero de verdad que esta involución no hace ninguna falta. Los tiempos jodidos que vivimos sólo van a poder ser superados con un cambio importante de mentalidad y un progreso auténtico en el modo de organizarnos, vivir, conocer y defendernos. Todo este oscurantismo es un lastre hipócrita que arrastramos desde siglos remotos, y problemas modernos, como la superpoblación, para los que no proponen soluciones sino más bien todo lo contrario, no son ninguna broma.

Y como había mucho material, dejaré lo más divertido para un segundo post con una selección de las mejores perlas de "Camino" que he encontrado en mi desquiciante lectura.
Hala, sed buenos. Así, sin amenazas.



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