Buff, un mesecito sin postear... diríanse vacaciones, pero nada más lejos de la realidad. Nuestro querido sector financiero, ése que ha recibido inyecciones de liquidez y fondos los que hicieran falta para tapar sus propios agujeros sudando de todo el país, ni siquiera tiene en sus previsiones los cuatro duros que pagan a los chicos de prácticas para hacer sustituciones en verano. Claro, joder, eso sería dar trabajo y reinvertir fondos en mejorar las cifras del paro y hacer un bien a la comunidad..., nah, que les follen, mejor dejamos que nuestra prole se parta las vacaciones como pueda en semanas o días sueltos para poder apañarse, y que se contenten mientras no reduzcamos plantilla. Que tambien llegará, no lo duden.
Y bien, una vez mentados los muertos de los sres. presidentes de las distintas entidades bancarias, como viene siendo habitual, continúo con el tema principal sin dar una media explicación sobre mi ausencia en el blog.
Y es que, por poca mierda que tengas para escribir, por anodinas y costumbristas que sean las noticias que te aventen en el telediario, por contradictorias que sean las informaciones que llegan desde las cada vez más desvirtuadas fuentes conspiranoicas, un disco de los Birthday es siempre noticia de primer orden. ¡Onirismo, surrealismo, despiporre!
En fin, ¿por dónde empezar?... estaba claro que estos chicos tarde o temprano tenían que empezar a hacer cosas raras. La fama es la asesina de inspiración más letal, y debo matizar que ni parecen buscar mucho más de lo que tienen, ni lo llevan tan mal como podrían. Nuestros seis amigos, seis personajes fugitivos de algún buen cómic de Sandman, mantienen el sello y la identidad, pero nos dejan un disco bastante irregular. Curiosamente, diría que han dejado lo mejor de este nuevo tomo en las primeras y últimas canciones, dejando un amalgama algo morrallero en el interior del emparedado.
La producción viene a ser la misma que hemos visto en los dos últimos discos, y poco hay que objetar al respecto. El sonido es potente, las mezclas limpias y los arreglos definidos e inspirados, aunque dejando un conjunto demasiado recargado para mi gusto.
No es ningún secreto a estas alturas que los Birthday vienen siendo desde algún tiempo un imán de emos y gilipúberes, sin duda atraídos por la estética y las capas más superficiales del sonido, así como el contraste horror/childish tontorrón que destila todo el pseudomovimiento de los atristos de cartón piedra estos.
Es quizá la voluntad de llegar a un sector más amplio, sin llegar al sonido abiertamente comercial, lo que los ha llevado a contentar a este tipo de público infame con un sonido que ha ido perdiendo progresivamente melancolía y oscuridad en favor de un tono más agresivo, guitarrero y cargante, aunque también más vacío, escúchese en temas como In the Dark o Pins and Needles. Es lo que más me jode tanto de este disco como del anterior. Su principal virtud, tanto en el disco Nothing and Nowhere, como en menor medida en Violet siempre ha sido la de remover subconscientes desenterrando oscuras sensaciones olvidadas de la infancia; ahora hay veces que suenan directamente infantiles.
Pero tampoco quiero que se me malinterprete, el disco no es malo en absoluto. De hecho, me congratulo de hallar trazas del genuíno sonido TBM en un estado tan avanzado de su carrera y con el peso del merecido éxito a sus hombros. Hay temas muy buenos y como he dicho hay temas genuínos. In the Dark, pese a todo, suena de miedo, y destacan también a mi juicio Always, Secret (aunque algo moñas, me han molado, supongo que debo de estar algo jodido o eso) y Sleepwalking.
Las otras, pese a mantenerse en un segundo plano, son temas que dan patadas a muchos temas que pisan fuerte la escena oscura. No debemos olvidar que cuenta con un par de genios o tres que componen que da gusto. De hecho, se mantienen incombustiblemente las inspiradas melodías que dan pie a todas las canciones, lo que me da por pensar que estos tíos tienen cuerda para rato. Lo que no me ha gustado tanto en ocasiones son las partes vocales, unas veces previsibles y en ocasiones cayendo en una tonalidad demasiado luminosa... (no descuidéis esas notas chicos, las negritas del piano...!) También me ha llamado la atención la presencia de coros, segundas voces armónicas de arrope y una misma tonada tanto para voz como para acompañamiento, cosa que no es normal en estos fanáticos de las buenas armonizaciones. Pero vamos, esto ya es ponerse exigente. Sólo son las cosas raras que están empezando a hacer.
En fin, siguen siendo unos grandes de la música y no les puedo puntuar mal, pero sí habría que darles un toque de atención, porque estos detalles ya han marcado un punto de inflexión desde Violet y podrían ser el inicio de un giro funesto. Y para terminar, una muestra del mismo, el primer vídeo publicado, dirigido a pachas entre el sr. Falcore (uno de los genios que mencionaba) y Rodrigo Gudiño, fundador de Rue Morgue, una paginaca de muy buen aspecto dedicada a la buena serie b. Os dejo con In the Dark.